sábado, 3 de marzo de 2018

Audiencia Alegatos

AUDIENCIA DE ALEGATOS EN EL JUICIO AL POLICÍA ASESINO CRISTIAN DUARTE
MÁS CERCA DE LA CONDENA

Por Colectivo Contra el Gatillo Fácil


 El martes 27 de febrero continuó el juicio oral al policía Cristian Daniel Duarte, acusado de doble homicidio del que fueron víctimas Mauricio Andrada (17 años) e Ismael Perussatto (20 años), en un hecho ocurrido el 12 de febrero de 2014 en las calles 71 entre 23 y 24 de La Plata. En las acusaciones de la fiscal y de la querella particular quedó claro, con apoyo en la tarea pericial, que Duarte actuó con la situación controlada y fusiló de costado y desde atrás a ambos jóvenes. La defensa de Duarte, en cabeza de abogados del Ministerio de Seguridad, pidió su absolución por haber actuado en “legítima defensa” y “cumplimiento del deber”. El lunes a las 12hs se escuchará el veredicto.


Luego de una brevísima tercera audiencia realizada el lunes 26 de febrero, donde las partes desistieron los testigos que quedaban por declarar, este martes se realizaron los alegatos. En primer término la fiscal Graciela Rivero, quien dio por probado que el robo violento hacia Duarte existió y que en esa situación el policía cometió dos homicidios. Para reconstruir la secuencia de hechos y determinar la posición de cada quien al momento de los disparos tomó de base los dichos en el debate del ex penitenciario y taxista Rodolfo Galeano quien describió un arrebato violento sobre Duarte, ubicado a la altura del cordón, por los dos jóvenes que rápidamente fueron hacia el centro de la calle, uno sobre la moto y otro a pie. Para la fiscal, Galeano ve desde su taxi contra el cordón opuesto que cuando Andrada sube a la moto con la mochila de Duarte en su poder, el policía amaga a sacar su arma, da la voz de alto y dispara 5 veces.
Además, para la acusación del ministerio público la perito forense Sánchez afirmó que la trayectoria del disparo fue de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo y ligeramente de adelante hacia atrás. Eso indicaría que Duarte disparó parado y que Ismael recibió el disparo sentado en la moto, en diagonal a Duarte y levemente rotado hacia su flanco trasero izquierdo, es decir en posición más de fuga que de enfrentar al policía. En el caso de Andrada, por la opinión de las peritos de balística Zamudio y la forense Tinto que realizó su autopsia, la bala entró por la línea axilar posterior izquierda, lo que indica que también fue ejecutado con un disparo lateral desde atrás, es decir tratando de evadir la situación.

Rivero señaló a Duarte como autor de los homicidios por las pericias y los testigos, pero también por sus propios dichos en indagatoria en instrucción de la causa. Afirmó que el policía disparó de manera extemporánea y desproporcionada sobre los jóvenes con tiros laterales y a distancia, cuando las víctimas estaban alejadas y en retirada, no constituyendo la amenaza real e inmediata que justifica la legítima defensa. La fiscal Rivero pidió entonces que se condena a Cristian Duarte a 12 años de prisión como autor de doble homicidio simple agravado por el uso de arma Como agravantes mencionó la cantidad de disparos que efectuó Duarte y los daños que provocó tanto al taxi de Galeano como a la vivienda en cuyo frente impactó un balazo. Como atentuantes concibió que el policía no posee antecedentes.
A su turno la representante de la madre de Mauricio Andrada como particular damnificada, Raquel Ponzinibbio, que adhirió en lo esencial sobre la materialidad y calificación legal a los planteos de la fiscal Rivero. Sumó a sus argumentos que teniendo Duarte una preparación técnica especial como integrante del Grupo Halcón para efectuar disparos controlados a zonas no vitales y actuar con frialdad en momentos de tensión, se debe exigirle mayor rigor en su accionar, ya que podría decirse para él la situación de los hechos es ya una “tarea ensayada”. Analizó que tres de los cinco disparos de Duarte fueron a zonas altas y vitales, como lo prueban los dos tiros que recibieron los jóvenes y el balazo rasante que impactó los vidrios del taxi y la casa vecina. Ese accionar desproporcionado no podría concebirse como cumplimiento del deber. Y para desarmar la pretensión de la legítima defensa, la abogada dijo que la posición de huida de los jóvenes descarta una amenaza actual o inminente hacia Duarte, que las pericias de planimetría y química ponen a las víctimas a distancia del policía y que la desproporción del método usado por Duarte es palmaria habiendo tenido otras opciones como realizar disparos preventivos para detener a sus agresores o huir de la escena. Ponzinibbio afirmó que no está probado que Perussatto tuviera arma, pese a la existencia de restos de disparos en sus manos, y respecto a Andrada las pericias no pudieron determinar que haya gatillado sobre Duarte, pese a la existencia de dos balas percutidas en el revólver 32 que se le atribuye.
Con todo ello, la representante de la familia de Andrada solicitó 12 años de prisión efectiva para Duarte como autor de doble homicidio agravado por el uso de arma, pidiendo su detención inmediata de dictarse veredicto condenatorio. Sumó como agravantes la cantidad y característica de los disparos de Duarte y el hecho de que sea efectivo policial con preparación específica, y no encontró atenuantes.

Finalmente expuso su alegato la defensa del asesino Duarte, integrada por los abogados del área de Asesoramiento Legal del Ministerio de Seguridad bonaerense Fernando Pedersoli, José Antonio Postillone y equipo, que pidieron la absolución de Duarte por haber actuado en “legítima defensa” y en “cumplimiento del deber”. Los defensores intentaron justificar que los disparos del policía fueron un medio racional que respondió a una amenaza semejante: para ellos Andrada apuntaba a Duarte al momento de disparar y Perussatto disparó al policía antes de recibir el tiro. Allí es donde la defensa introduce una retorcida versión de los hechos para acomodar la prueba existente a su favor. Según ellos la existencia de restos de disparo en ambas manos de Perussatto y de un plomo de 4 gramos en la posición de Duarte probaría que el joven habría disparado sobre Duarte, aunque la perito balística relativizó en el juicio tales afirmaciones. Del mismo modo ubican a Andrada blandiendo el arma en todo momento contra Duarte y, aunque no se probó técnicamente que haya gatillado, lo ubican disparando balas que no salieron. Por lo demás, los poli-abogados se dedicaron a denostar la imagen de las víctimas, citando antecedentes, determinando peligrosidad y “modus operandi”, como si ello justificara su fusilamiento público, y a construir una idea del Halcón como una paloma a merced de la delincuencia juvenil. El colmo de las disparatadas tesis de la defensa llegó con varias afrentas directas: que como el arma d Duarte era de mayor calibre y estruendo el supuesto disparo de Perussatto pasó inadvertido (dan por supuesto un calibre que no se determinó), que los disparos de Duarte no fueron letales porque Andrada sobrevivió 40 días y que si Perussatto se hubiera quedado en lugar de huir hubiera recibido atención médica y hasta quizás salvaba su vida. Con esa defensa, técnicamente floja pero agresiva en lo ideológico, los abogados del ministro Cristian Ritondo solicitaron la absolución de Duarte y en su defecto que si es condenado el cumplimiento efectivo de la pena sea suspendido hasta que el fallo quede firme.
Más cerca de la condena que de la absolución, y con apoyo en la tarea pericial, ha quedado demostrado que el asesino Duarte, especialista en tiro controlado y situaciones de tensión, actuó con la situación controlada y fusiló de costado y desde atrás a Mauricio e Ismael, quienes si lo habían robado no está justificado que los asesinara de esa manera. Queda pendiente conocer la interpretación del Tribunal Oral 3 integrado por los jueces Ernesto Domenech, Santiago Paolini y Andrés Vitali, para poner un límite al accionar policial del gatillo fácil o bien convalidar la “doctrina Chocobar”. El Tribunal convocó a la lectura del veredicto final sobre el caso para el lunes 5 de marzo a las 12 hs. Llamamos a tod@s l@s compañer@s y organizaciones que luchan contra la represión a acompañarnos desde las 11hs en la radio abierta en la puerta del tribunal, 8 entre 56 y 57.

domingo, 25 de febrero de 2018

Audiencia 2

SEGUNDA AUDIENCIA EN EL JUICIO AL POLICÍA ASESINO CRISTIAN DUARTE

MATAR AL QUE HUYE

Por Colectivo Contra el Gatillo Fácil

El viernes 23 de febrero continuó el juicio oral al policía Cristian Daniel Duarte, acusado de doble homicidio del que fueron víctimas Mauricio Andrada (17 años) e Ismael Perussatto (20 años), en un hecho ocurrido el 12 de febrero de 2014 en las calles 71 entre 23 y 24 de La Plata. En una jornada con pocos testigos pero muy discutida entre las partes va quedando claro, con apoyo en la tarea pericial, que Duarte actuó con la situación controlada y fusiló de costado y desde atrás a ambos jóvenes.

La primer testimonial fue de la perito Andrea Sánchez, médico forense de la Asesoría Pericial, que realizó la autopsia de Ismael Perussatto en febrero de 2014. Relató que les llegó el cuerpo desde el Hospital San Martín y tras su intervención determinaron que el joven murió por un shock hipovolémico producto del pasaje de un proyectil de arma de fuego que recibió en el abdomen, que ingresó a la altura de la octava costilla izquierda a la altura centro-axilar y que a través del examen interno se pudo determinar que le laceró el colon, duodeno, bazo y diafragma, y que la bala quedó alojada en el músculo oblicuo mayor derecho. Lo importante del caso es que la perito afirmó que la trayectoria del disparo fue de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo y ligeramente de adelante hacia atrás. Eso indicaría que Duarte disparó parado y que Ismael recibió el disparo sentado en la moto, en diagonal a Duarte y levemente rotado hacia su flanco trasero izquierdo, es decir en posición más de fuga que de enfrentar al policía.

Además, la médica relató que encontraron en el cuerpo escoriaciones en el codo y la rodilla izquierdos, compatibles con una posible caída de la moto en que la víctima huyó del lugar del hecho. Recordemos que Ismael recibió el disparo en 71 entre 23 y 24 y llegó a huir hasta 19 y 72, donde cayó agonizante. La doctora Sánchez también precisó que el joven llegó con vida al hospital y tuvo intervención médica que, de todas maneras, no pudo salvarle la vida. Tengamos en cuenta, ya que la posición de la víctima es clave en la cuestión, que la Suzuki ax100 que manejaba Ismael y dejó una marca de acelerada en la calle a la altura de la posición de Duarte, le impedía para emprender la huida hacer otra cosa que tener ambas manos ocupadas en el manillar, ya que se trata de una moto de dos tiempos y requiere una mano en acelerador y otra en embrague. La única manera en que el disparo hubiera sido justificado por una amenaza al Halcón sería si Ismael, a quien no se le encontró ningún arma, hubiera enfrentado a Duarte y como detallaron las peritos eso no ocurrió.
A continuación otra forense de la Asesoría Pericial, la médica Gabriela Tinto, contó que realizó tanto la autopsia de Perussatto en febrero como la de Andrada en abril de 2014. Respecto a Andrada certificó que recibió una herida de bala que se determinó por dos heridas compatibles con el eje del pasaje de un proyectil a nivel de la línea axilar, que le fracturó la tercera costilla izquierda y la tercera vértebra dorsal, dejándolo parapléjico. Aclaró también que dada la sobrevida del joven, que agonizó por 40 días, y el avance de la cicatrización de las heridas, a simple vista no pudo determinarse qué orificio correspondía a la entrada y cuál a la salida del proyectil. Sin embargo dijo que por la opinión de la perito balística, que analizó el pasaje del proyectil en las ropas del joven, y apelando a la propia experiencia, se inclina por afirmar que la bala entró por la línea axilar posterior izquierda. Al incorporarse al debate las fotos de la autopsia, la defensa de Duarte trató de desacreditar la prueba con la excusa de que no se sabía el nombre del perito fotográfico que las tomó y no se había respetado la cadena de custodia del material. Sin embargo, la doctora Tinto explicó con lujo de detalles y con total firmeza, sin dejarse apocar por las preguntas maliciosas de la defensa de Duarte, que además de la herida mortal, Andrada presentaba varias heridas cicatrizadas en brazos y rodilla de lesiones compatibles con una caída, probablemente de la moto en que se desplazaban ambos jóvenes y tras recibir el disparo. Respecto a Perussatto, corroboró los aportes de la doctora Sánchez y agregó un análisis sobre la aparición de plomo, antimonio y bario en las manos del joven. Dijo que es un elemento compatible con haber disparado un arma de fuego, pero que no necesariamente era una acción atribuible al momento del hecho, y que el rastro de pólvora dura hasta que se lo lava.
Si la situación de Perussatto, que aparece desarmado en esta causa, fue claramente un fusilamiento de alguien que intentaba huir y la de Andrada presentaba algunas suspicacias iniciales por ser a quien se le atribuye el arma atacante, luego del testimonio de la perito Tinto no quedaron dudas de que Mauricio también fue ejecutado con un disparo lateral desde atrás, es decir tratando de evadir la situación. Ello se contrapone al testimonio del represor penitenciario Galeano, que como testigo ocular dijo en la primera audiencia que Mauricio se alejada de Duarte “de frente, retrocediendo y apuntándolo todo el tiempo” tras haberle sacado la mochila. La versión Galeano de los hechos no coincide siquiera con la de Duarte, que en su indagatoria de instrucción ubicó a los dos chicos sobre la moto al momento de disparar a mansalva.

La última testigo fue la perito balística Andrea Zamudio, quien relató que recibió para analizar dos municiones calibre 32 y el revólver que se le atribuye a Andrada. Dijo que según comprobó el revólver estaba apto para su uso y que los proyectiles estaban percutidos, pero que no se puede determinar si fueron percutidos en el momento del hecho. Recordemos que el informe de Policía Científica ubica junto al lugar donde cayó Mauricio el revólver, cargado con un cartucho, otra munición 32, la cola del disparador del arma y un fragmento de su cacha. Además ubica sobre la posición inicial de Duarte 1 vaina servida de 9mm, un poco más adelante ubica otro grupo de 3 vainas de 9mm más un fragmento de plomo de 4,7 gramos y en el centro de la calle, casi sobre la posición de Andrada, una 5 vaina de 9mm. La perito afirmó respecto al plomo que las cargas de 9mm llevan un plomo de 9 a 10 gramos y las calibre 32 varían según la marca del arma. Nuevamente la defensa de Duarte intentó hacer afirmar a la perito que Andrada habría disparado sin resultado el revólver, dada la presencia de cartuchos 32 percutidos. Sin embargo en si indagatoria Duarte no mencionó en ningún momento haber visto gatillar a su agresor y queda bastante para dilucidar respecto a las armas en la escena del hecho.
La idea intencionalmente instalada de que los “pibes chorros” o  “moto-chorros” matan por 20 pesos, por un celular o por un par de zapatillas se ve superada por los hechos de la realidad: un efectivo del Grupo Halcón, con alta preparación en situaciones de riesgo y disparos controlados, mata por la espalda por una mochila. No es de extrañar si pensamos que otro Halcón asesino impune fue hasta hace poco jefe de La Bonaerense, como es Pablo Bressi responsable de la “Masacre de Ramallo”, donde cosió a tiros a ladrones y rehenes por igual en septiembre de 1999. Luego de eso llegó a la jefatura de la fuerza de la mano de la gobernadora Mariug Vidal. La suerte de Duarte será peor, y aquí estamos para exigir su condena.

Sobre el final de la jornada el tribunal convocó a la tercera audiencia para el lunes 26 de febrero a las 10 hs, donde continuará la ronda de testigos con el resto de los peritos de Policía científica y los camaradas de Duarte en el Grupo Halcón.

viernes, 23 de febrero de 2018

Audiencia 1

PRIMERA AUDIENCIA EN EL JUICIO AL POLICÍA ASESINO CRISTIAN DUARTE
GATILLO FÁCIL: ENTRE LA MADRE Y EL REPRESOR
Por Colectivo Contra el Gatillo Fácil





Este jueves 22 de febrero comenzó el juicio oral al policía Cristian Daniel Duarte, acusado de doble homicidio del que fueron víctimas Mauricio Andrada (17 años) e Ismael Perussatto (20 años), en un hecho ocurrido el 12 de febrero de 2014 en las calles 71 entre 23 y 24 de La Plata. Desde el Colectivo contra el Gatillo Fácil y la militancia antirrepresiva de La Plata estuvimos acompañando a la mamá de Mauricio Andrada con radio abierta y banderazo en la puerta de los tribunales. Duarte llegó en libertad al juicio y convocó a un grupito de familiares y camaradas del Halcón que se manifestaron por la impunidad de este caso de gatillo fácil. Entre uno y otro aporte casi se colmó la sala del SUM del Tribunal Oral que, de reducidas dimensiones, funcionó casi colmada. Ante el tribunal Oral Criminal 3 de La Plata, integrado por los jueces Santiago Paolini, Ernesto Domenech y Gabriel Vitali, las partes presentaron los lineamientos de sus intervenciones. La fiscal Graciela Rivero acusó a Duarte como autor material de doble homicidio tras efectuar varios disparos al ser víctima de violencia e intimidación cuando quisieron robarle sus pertenencias. La abogada de la mamá de Mauricio como particular Damnificada, Raquel Ponzinibbio, afirmó la voluntad de probar que Duarte fue responsable injustificado de los disparos que produjeron la muerte casi al instante de Perussatto y las lesiones gravísimas que derivaron en el fallecimiento de Andrada poco más de un mes después. La defensa de Duarte, en manos del abogado del área de Asesoría Legal del Ministerio de Seguridad bonaerense Fernando Pedersoli y equipo, los mismos que defendieron al policía asesino de Omar Cigarán hace un año, dijo que  intentarán probar que el Halcón actuó justificado en la legítima defensa y en cumplimiento del deber para repeler una agresión en una situación de un robo calificado del que fue víctima. El fantasma de Chocobar y el aval político a su accionar sobrevoló las sala ante tamaños argumentos.


Abierta la rueda de testigos, en primer término declaró Claudia Andrada, mamá de Mauricio, quien le contó al tribunal que su hijo era un pibe del barrio de Altos de San Lorenzo que se la rebuscaba para salir adelante y dejó al morir una hija de tres meses. “Mi vida sin mi hijo es una pesadilla”, dijo Claudia y señaló con firmeza que “mi hijo no merecía morir, y nadie es dueño de sacarle la vida”. Tras reconocer que Mauricio tenía problemas de consumo de drogas y algunas causas menores en el fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Claudia dijo que si tenía que ir preso ella lo aceptaba, pero nunca que lo maten así. Además contó que todos los días lo visitaba cuando estaba internado por la herida en la columna que le propinó Duarte y le partió la tercera vértebra dejándolo hemipléjico. Sobrevivió hasta el 17 de marzo y “cuando murió empezó para mí un calvario”, dijo. Entonces pidió justicia por su hijo y por Ismael Perussatto, joven del barrio de Altos de San Lorenzo.


A continuación el testigo Rodolfo Oscar Galeano, ex agente penitenciario que se presentó en la causa como taxista y testigo ocular del hecho, relató que mientras circulaba casualmente por el lugar vio el asalto violento a Duarte por dos jóvenes en moto.  Afirmó que uno de los jóvenes desapoderó violentamente de su mochila a Duarte mientras el otro hacía de campana. Entonces, al verse robado y apuntado con un arma por el primer joven, Duarte habría sacado su arma y disparado 5 veces hiriendo al primer joven y baleando los vidrios y una llanta del taxi de Galeano, mientras el segundo joven huía en la moto. Lo que no explicó Galeano fue cómo salió ileso de los disparos o por qué detuvo el taxi, al que dijo estacionar imprevistamente a 1 metro del cordón. Al hacérsele indicar en un plano mural del hecho dónde estaba cada uno de los involucrados y cómo fue la secuencia entera, hubo datos del relato del penitenciario que no cerraban con lo que arrojó la tarea de la Policía Científica.  En verdad, la sombra de dudas sobre Galeano había comenzado a dibujarse desde que el testigo pidió declarar sin público porque, dijo, estaba “nervioso”, a lo que el tribunal no accedió.  A preguntas de si conocía gente de la cuadra donde sucedieron los hechos respondió que sí, pero porque los había llevado con el taxi. Todo hace pensar que Galeano no dice todo lo que sabe y que el espíritu de cuerpo le hizo armar una versión para beneficiar a Duarte. Pocos saben que en verdad el honesto taxista Galeano está mencionado en un archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía bonaerense (DIPPBA) como integrante del staff penitenciario que actuó en la última dictadura en el CCD “La Cacha” de Olmos, junto a represores como Isaac Miranda, Héctor Acuña, Daniel Riquelme, Francisco Macia, Gustavo Schwarzach, Víctor Garay, Guillermo Luis Del Intent, Roberto Cabrera, Fermín Garci, Domingo Mac Tier, Guillermo Mc Lughlin, Celso Fernández, Jorge Cristóbal Portel, Osvaldo Uset, Víctor Ríos, Armando Oscar Roldán, Carlos Francisco Fernández, Adolfo Carnero y José Lauman. El oscuro pasado remoto de Galeano le impide ser claro sobre el pasado reciente. Ante la sumatoria de dudas e incongruencias sobre los conceptos del ex penitenciario Galeano, el tribunal dio por concluido su relato pero le informó al testigo que podía ser llamado nuevamente a deponer en la continuidad del debate.
El siguiente testigo fue el perito químico de Policía Científica Gastón Díaz, que realizó una descripción de su tarea técnica en el lugar de los hechos en cuanto a la recolección de evidencias para su posterior análisis. Comentó que realizó tareas tanto en el lugar que cayó Andrada como donde llegó muerto sobre la moto Perussatto. Si bien reconoció que no peritó el taxi de Galeano baleado por Duarte porque correspondía a otra especialidad de la Científica, aportó que el vehículo estaba “perfectamente estacionado paralelo al cordón, ni en segunda fila, ni sobre la vereda”, lo que contradice la detención apurada que alegó Galeano.


A su turno Facundo Rojo, testigo civil del procedimiento policial en el lugar del hecho y vecino del barrio, contó que volvía de trabajar, fue a chusmear lo que había pasado y quedó como testigo. Dijo que la policía le dio una primera versión de los hechos del Halcón víctima de un intento de robo armado, y que cuando llegó había un joven herido arriba de una ambulancia. Le mostraron un revólver con cinta en la empuñadura que adjudicaban al joven herido. Además dijo que en la esquina estaba una camioneta del Grupo Halcón. El dato fue revelador, ya que Rojo afirmó que Duarte estaba separado de la escena del hecho junto a sus camaradas del Halcón, y que el asesino le entregó el arma a su jefe del Grupo Halcón que la desarmó y recién la aportó para los peritajes. El espíritu de cuerpo del Grupo Halcón se hizo notar, toda vez que llegaron  a socorrer a su camarada en problemas antes de que se llevaran al herido de bala al hospital. En el mismo sentido, Leandro Lozada, también testigo civil del procedimiento policial, afirmó que estaba en un cumpleaños en una casa de la esquina y al acercarse a ver lo tomaron como testigo. Contó que vio al herido ser cargado en una ambulancia y le mostraron una mochila con pertenencias del joven, junto a un arma vieja y “como oxidada”, dijo. Según el testigo el joven estaba caído a “un metro y pico” del taxi de Galeano, lo que nuevamente pone en duda las afirmaciones del taxista.

El último en testimoniar fue Carlos Casabona, vecino del barrio que narró que un mes antes del hecho sufrió un robo violento, que atribuyó a una de las víctimas del juicio porque lo reconoció tirado en el piso herido el día de los hechos. Su aporte, evidentemente preparado por los defensores de Duarte, buscó desprestigiar a las verdaderas víctimas de este juicio a caballo del discurso de la mano dura e hizo agua cuando el testigo reconoció avergonzado que cuando se acercó al joven caído quiso agredirlo pese a estar agonizando.
Entre el dolor de una madre pidiendo justicia por su hijo y las mentiras de un represor impune de la dictadura remozado en testigo clave, el gatillo fácil resulta una trama difícil de desentrañar en los tribunales platenses, sobre todo en épocas de aval institucional a los asesinos de uniforme.
Sobre el final de la jornada el tribunal convocó a la segunda audiencia para el viernes 23 de febrero a las 10 hs, donde continuará la ronda de testigos en su mayoría de peritos policiales y de la Asesoría Pericial.

jueves, 22 de febrero de 2018

LA DEFENSA

La política explicitada por la ministra nacional Patricia Bullrich en el caso Luis Chocobar de aportar asesoramiento legal a los policías de gatillo fácil no es para nada nueva.

El abogado que patrocinará a Duarte será Fernando Pedersoli y su equipo, que pertenecen a la Asesoría Letrada del Ministerio de Seguridad bonaerense que funciona en la sede  de calle 2 entre 51 y 53. Pedersoli es policía, más precisamente Comisario Inspector (ascendido en mayo 2017 Boletín Interno 33-17) y Jefe de Asuntos Judiciales de la Asesoría Letrada del Ministerio de Seguridad. Según el Boletín Interno 41-08 del Ministerio de Seguridad, por la Resolución 1466 de junio de 2008 el ministro de Seguridad Carlos Stornelli designó como Jefe de la Unidad de Inspección en el área de fiscalización de la Dirección General que audita agencias de seguridad privada al Capitán Fernando Ariel Pedersoli, Legajo policial 18.593 y DNI 21.647.929, clase 1970. En 2010, ya como subcomisario en el escalafón comando, es reafirmado en cargo en el Ministerio de Seguridad y Justicia de la provincia, y reunificado. Según el Boletín Oficial de la República, tiene armas de puño registradas a su nombre.

Al equipo lo completan Mario Mac Dougal, Alejandro Fernández y Gustavo Funes Ostapchuk. Todos actuaron defendiendo al policía Diego Walter Flores en causa por homicidio de Omar Cigarán y  en caso del homicidio de Juan Martín Yalet defendiendo a los policías Cristian Caffa (teniente); Mónica Arias (sargento); Walter Fernando Rodríguez Muller (subteniente); Daniela Aprea (subteniente); Michael López González (oficial); Luciano Díaz (subteniente); Patricia del Carmen Paris (teniente) y Laura Gutiérrez (oficial).

jueves, 15 de febrero de 2018

LA QUERELLA


La representación legal de la madre de Mauricio como particular damnificada será ejercida en el juicio por la doctora María Raquel Ponzinibbio, a su vez titular de la Defensoría n° 14 del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. Ponzinibbio fue defensora de Mauricio mientras agonizaba en el hospital con un disparo en la columna, ya que con 17 años estaba imputado por intento de robo a Duarte en una causa en el fuero juvenil a cargo de la jueza Inés Siro.
El Fuero Juvenil fue creado en 2008 por la ley 13.298 y establece que los menores de entre 16 y 18 años que cometan delitos, tendrán las mismas garantías procesales que los mayores y no podrán estar detenidos más de 180 días sin ser juzgados. La iniciativa reemplazó a los tradicionales Juzgados de Menores y la concepción del menor “tutelado” en la vieja Ley de Patronato.
Con varios años de experiencia en los juzgados platenses, la Dra Ponzinibbio ha ejercitado en su trabajo cotidiano la difícil tarea que significa cambiar el paradigma de la tutela de adolescentes hacia una política de prevención y asistencia. En particular conoce los modos de proceder de la Policía bonaerense con los chicos en situación de calle o contraventores, donde reinan la discrecionalidad y las arbitrariedades. Sumado a ello, por su actividad en un ámbito de fiscales y defensores que intervienen en casos de adolescentes de entre 16 y 18 años en conflicto con la ley penal, también conoce sobradamente los límites de los discursos de muchos medios de comunicación sobre los adolescentes como sinónimo de inseguridad y sobre una generalización del delito juvenil, cuando las estadísticas muestran que representa menos del 4% del total de delitos cometidos en la Provincia de Buenos Aires.
En esa tarea, Ponzinibbio ha presentado Habeas Corpus colectivo planteando la inconstitucionalidad del segundo párrafo del artículo 14 de la Ley 23737 y exigiendo a la justicia de Garantías que ordene a la policía y a los fiscales que no demoren a menores de 18 años cuando se sospeche que tienen estupefacientes para consumo personal y no afecten derechos de terceros.

LA FISCALÍA


La fiscal ante el Tribunal Oral Criminal 3 será Graciela Rivero, quien ha actuado en diversos juicios orales ente los Tribunales 4 y 5 de La Plata.  Los casos referidos a asesinatos cometidos por uniformados no la tienen entre sus mejores actuaciones.
En 2003 la fiscal tuvo en sus manos el expediente por el fusilamiento de Damián Rosende por el prefecto Bernardino Luque, quien al producirse un intento de robo en Dock Sud dentro de un colectivo, disparó su arma y mató a joven de 18 años que iba hacia la facultad sentado detrás del conductor. Rivero nunca llamó a indagatoria a Rosende y ni siquiera avanzó en la correcta calificación del hecho, que sostuvo como  “homicidio en ocasión de robo” en lugar del “homicidio simple”, lo que sólo ocurrió cuando cambió el fiscal.
En 2016 Rivero pidió ante el TOC 5 la absolución del ex capitán de la Policía Bonaerense Roberto Lezcano, acusado de ser el autor material del asesinato de Martín Jerez, el hincha de Lanús que falleció producto de un disparo en el Estadio Único de La Plata en junio de 2013. El caso fue conocido porque generó la prohibición de la presencia del público visitante en el fútbol argentino. Lezcano fue absuelto y el nuevo acusado, el policía Víctor Bacuco, fue apartado de la causa por razones de salud.

Rivero también participó en la instrucción de la causa por el asesinato de Juan Maldonado, de 25 años, ocurrida en la puerta del boliche “Alcatraz” de Berisso en agosto de 2009 y a manos de los barrabravas Fabián Gianotta, Gastón Haramboure, Daniel “Araña” Morales y Ariel Everet, condenados con sentencia firme por tal crimen.

EL IMPUTADO


El asesino de Mauricio Andrada e Ismael Perussatto es Cristian Daniel Duarte, clase 1974  y legajo policial  Nº. Duarte tenía 39 años al momento de los hechos, había ingresado a la Policía Bonaerense en el año 2001 y llevaba 8 en el Grupo Halcón.
Acusado en principio de “homicidio en ocasión de robo” ya que Ismael había fallecido y Mauricio agonizaba en el hospital Gutiérrez, Duarte declaró 3 veces ante el fiscal Marcelo Romero. Su primer testimonio fue dos días después del hecho. Allí trató de explicar que cuando iba a tomar el colectivo en 23 y 71 para ir a la Escuela Vucetich, lo sorprendió una moto con 2 ocupantes, uno de ellos baja y lo golpea con un arma. Según él, cayó al piso y fue pateado mientras pensaba en la Bersa Thunder 9 mm con cartucho en la recámara que tenía en la cintura. Siempre según su relato, el agresor le quitó la mochila que le provee la Policía, le pedía el celular y lo apuntaba con un arma. Entonces, cuando logra incorporarse,  de espaldas a los agresores, ve a los dos agresores sobre la moto y escucha que el conductor de la moto dice “tirále, tirále”, cosa que no ha sido corroborada por ningún testigo. El relato de Duarte se hace allí cada vez más inconsistente. Dice que él se incorpora y, temiendo por su vida, con un pie en el cordón y otro en la calle, se anuncia como policía y dispara 2 veces utilizando la técnica de “Doble Tap”: dos disparos bien apuntados, seguidos y a zonas no vitales.
En principio no es creíble que si el acompañante de la moto estaba subido al vehículo con su mochila en mano izquierda y el arma apuntándole hacia atrás a Duarte en mano derecha y hacia flanco izquierdo, Duarte le haya podido propinar un disparo en la axila derecha porque esta estaría cubierta por el brazo que, según Duarte, le estaba apuntando. Además el “Doble Tap” es inverosímil habiendo en pericia de Policía Científica 5 casquillos de 9 mm desde el cordón izquierdo hasta casi el cordón derecho. Para completar, el justificativo del disparo al conductor de la moto porque habría infundido al otro sujeto verbalmente a disparar, se cae porque no hay testigos, porque el propio Duarte reconoce que estaba desarmado y porque la autopsia y Científica determinan que estaba en situación de huir.
En segunda instancia de indagatoria, a una semana del hecho y sumándosele la imputación de tentativa de homicidio de Mauricio, que aún luchaba por su vida, Duarte apeló al sentimentalismo y dijo que “Me siento muy apenado por lo sucedido. Soy padre de familia y único sostén de la familia. Nunca hubiera querido que esto sucediera, pero en ese momento estaba en riesgo mi vida”. Y ya en una tercera etapa, realizó una denuncia ante Fiscalía General, intentando ubicarse como víctima de un nuevo intento de robo a 10 días del hecho y en el mismo lugar, lo que atribuyó a una represalia por haber matado a un pibe y herido a otro unos días antes. Curiosamente agregó que en esa segunda ocasión también sacó el arma para defenderse, olvidando disimular que la única reglamentaria la había entregado al fiscal Romero como parte de esta causa. En tercera indagatoria, donde se le sumó el homicidio de Mauricio, fallecido en marzo de 2014, Duarte se remitió a lo ya dicho y se victimizó recordando la denuncia que había realizado por el supuesto segundo hecho.
El grupo Halcón, cuerpo de elite de la Policía Bonaerense, se dedica a la custodia de altos funcionarios, toma de rehenes, allanamientos de alto riesgo  y perímetros de seguridad. Con estrictos estándares de exigencia, capacitan al personal en tiro controlado, técnicas psicológicas para la negociación e irrupciones violentas a las que la fuerza llama eufemísticamente “Crisis con Rehenes”, “Personas Atrincheradas”, “Contención Suicida”, y “Mediación en Conflictos Sociales”.
En la instrucción de la causa declararon el jefe de Duarte en el equipo Alfa del Grupo Halcón, Gustavo Medina, quien reconoció que el objeto del grupo es resguardar la vida de terceros en hechos de alto riesgo y que “la muerte de un tercero sería la última de las opciones a tener en cuenta ante un hecho límite”. Agregó que en el entrenamiento tienen zonas específicas para dirigir los disparos controlados: la zona media del cuerpo, zona baja (piernas) y zona de muerte (la cabeza). Así lo corroboró el efectivo del Halcón Franco Telechea, que aportó que a la zona de muerte se le llama “botella”, que incluye rostro, cuello y parte superior del torso. Sobre la zona de muerte dijo que habitualmente “se evita y cuando se debe repeler una acción se procura preservar” esa zona. Agregó que lo que hacen es “neutralizar parcialmente” la agresión, es decir “repeler la agresión en zonas no vitales”,
Además, el propio Duarte reconoció ante el fiscal Romero que “todas las semanas se entrena con ‘tiro vivo’ (con munición) y ‘tiro seco’ (sin ella), hacemos tiro a silueta o blanco y tiro dinámico. Dicho entrenamiento no es el que recibe la totalidad del personal (…) sino exclusivamente las Fuerzas Especiales”.
En este proceso Duarte llega en libertad al juicio. Pero además, como una siniestra burla a los familiares de Mauricio e Ismael, en abril de 2015 el Ministerio de Seguridad informó el ascenso del teniente Duarte a teniente primero, en Resolución N°293, firmada por el ministro Alejandro Granados, que promueve al grado inmediato superior a un centenar de agentes del sub-escalafón general y de servicios generales, y afirma que el personal ascendidoreúne las condiciones de idoneidad necesarias y los demás requisitos requeridos para su promoción”. Para el ministro Granados y el gobernador Daniel Scioli, ser un policía de gatillo fácil es reunir “las condiciones de idoneidad, perfil profesional y funcional, destacándose por el compromiso en el ejercicio de sus funciones”.

sábado, 9 de diciembre de 2017

JUSTICIA POR MAURICO ANDRADA E ISMAEL PERUSATTO

El el 12 de febrero de 2014 el policía bonaerense Cristian Daniel Duarte asesinó con su arma reglamentaria a Ismael “Beiby” Perussatto (de 20 años) y Mauricio Andrada (de 17 años), en un supuesto “arrebato” que hasta ahora no ha sido probado. Duarte, integrante del grupo Halcón, sacó su arma reglamentaria y gatilló contra los jóvenes. Perusatto recibió un disparo por la espalda y murió momentos después intentando alejarse sobre una moto. Andrada luchó por su vida con un tiro en la columna que le ingresó por la axila, y falleció el 17 de marzo de 2014 en el Hospital San Juan de Dios. En abril de 2015 Duarte fue premiado por su accionar y ascendido a Teniente primero.

En primera instancia el Juez de Garantías Nº 1 de La Plata, Federico Atencio, creyó la versión de Duarte y dispuso su sobreseimiento. Sin embargo, el fiscal Marcelo Romero y la mamá de Mauricio como particular damnificada apelaron la decisión. Duarte había dicho en indagatoria que sufrió golpes en el suelo y que para defenderse de una amenaza armada realizó 2 disparos a zonas no vitales. Las pericias balística y de científica muestran que disparó avanzando, en 4 oportunidades, a zonas vitales y en distintas posiciones, es decir con la situación ya controlada.

Por eso, con movilizaciones y organización se siguió presionando para que no sea otro caso impune. Así logramos que la Cámara de Apelaciones y Garantías revocara el sobreseimiento y dispusiera la elevación a juicio ante el Tribunal Criminal Nº3 de La Plata. Duarte llegará en libertad al debate, acusado de “doble homicidio en ocasión de robo” y activo en la fuerza.

El Halcón apoya su versión en los dichos del testigo Rodolfo Galeano, un taxista y ex policía que intentó corroborar la versión de Duarte, y cuyos dichos según el fiscal Romero “no resultan en un todo coincidente”.

Este no es un caso aislado, porque ya son más de 5.000 las personas asesinadas por el aparato represivo del Estado desde 1983 a la fecha, en sus distintas modalidades de “gatillo fácil”, torturas y homicidios en sede policial o penitenciaria. Como Mauricio e Ismael, la mayoría son jóvenes pobres de entre 15 y 25 años.

Seguimos exigiendo:

- JUSTICIA POR MAURICIO ANDRADA, ISMAEL PERUSATTO Y POR TODXS LXS PIBXS ASESINADXS POR LA POLICÍA

- APARTAMIENTO DE LA FUERZA AL POLICIA CRISTIAN DANIEL DUARTE

-BASTA DE GATILLO FACIL

-NI UN PIBE, NI UNA PIBA MENOS



COLECTIVO CONTRA EL GATILLO FÁCIL